viernes, 7 de mayo de 2004

Camino de Santiago 2004 (Etapas 7-9)

Día 7. Viernes 30 de Abril de 2004 Sahagún – Villadangos del Páramo 80 kms.

Los ronquidos de mi amigo inglés han incordiado pero poco, cuando a las 6,30 de la mañana la mayoría de los peregrinos de a pie se están levantando, el inglés pone pie a tierra pero cuando mira el reloj y ve la hora, su cara y su expresión lo dicen todo ¡¡Crazyyy!! mientras gira su dedo índice sobre la sien izquierda y se mete de nuevo en el saco. Sobre las 7 decido levantarme, me aseo, recojo mis cosas y cargo la bici, Venan y Sonia hacen lo propio en la suya y nos vamos a desayunar al bar que está frente al albergue, desayunamos, nos preparamos para no mojarnos ya que esta chispeando y comenzamos a pedalear.
Hoy lo podría definir como el día del ¡¡¡ AIRE !!! así con mayúsculas y admiraciones, nada mas salir comenzó a soplar un fuerte viento de cara que nos acompañó durante los 80 kms. de la etapa, constante, sin parar, a veces racheado, pero siempre en contra, cada vez comprendo mas a los ciclistas profesionales, esto acaba minándote la moral, ves que haces un gran esfuerzo y que no avanzas, donde normalmente circulas a 20-22 kms./h no era capaz de pasar de 10-12 kms./h y en las cuestas arriba como es de imaginar peor todavía. Desde Mansilla de las Mulas hasta León el aire es insufrible, en varias ocasiones estoy tentado de bajarme de la bici e ir andando, cuando vamos llegando a León nos pilla una pequeña tormenta que acaba de rematarnos, de hecho entramos a visitar la parte antigua de la ciudad solo por quitarnos un rato del viento, me hubiera gustado hacerlo mas detenidamente pero solo de pensar que luego queremos continuar y que el viento nos está esperando nos deprime un poco. Después de dar una vueltecilla por la parte vieja de la ciudad, ver la catedral y demás continuamos camino en dirección Virgen del Camino, salir de León al mediodía es peligroso por el numeroso tráfico que poco respeta a los ciclistas, de hecho a Sonia están a punto de atropellarla una vez y encima luego se cae de la bici también, cuando por fin nos quitamos el tráfico y salimos de León ¿sabéis que nos encontramos?, pues si otra vez el puñetero viento de cara, por fin en la Virgen del Camino paramos en un bar a comer algo ya que vemos que no llegamos a Villadangos con hora de comer. Comemos muy bien atendido por una señora que si es la dueña del bar fijo que se arruinará porque se la nota a la legua que le da al aceite de uva en dosis intensivas, eso sí es muy amable y nos atiende estupendamente, ademas de comer de maravilla.

Después de una buena comida lo que menos apetece hacer como podéis imaginar es montarse de nuevo en la bici para dar pedales con el viento en contra, pero como somos animales de costumbre así lo hacemos, los 25 kms. aproximadamente que nos separan del albergue se hacen eternos, por lo menos no es cuesta arriba, pero con este viento casi como si lo fuera, recuerdo que en Septiembre del 2003 pedaleando por estos andaderos íbamos a 25-28 kms./h y ahora no soy capaz de pasar de 12 kms./h , deprimente. Por fin después de un tiempo que se me hizo eterno llegamos a Villadangos del Páramo, me hubiera gustado continuar hasta Hospital de Órbigo pero estoy reventado, entro en el albergue y como no hay hospitaler@ ya que est@ viene a unas horas determinadas nos alojamos en unas literas de tres alturas bastante sucias, por cierto, las de arriba del todo que son las que nos tocan, nos duchamos con agua templadita solamente y nos vamos a hacer algo de compra para la cena, damos una vuelta por Villadangos, nos tomamos un café con unos bollos riquísimos en una cafetería de la carretera, posteriormente volvemos al albergue y cuando llegamos veo que ya está la hospitalera allí, ha abierto otra ala del albergue donde hay muchas camas libres, así que rápidamente se lo digo a mis compañeros de viaje y cambiamos nuestra ubicación, no tiene nada que ver este sitio con el otro, más amplio y sin vecinos arriba ni abajo.


A las 20 horas estoy cenando algo de fiambre y fruta, mientras ceno coincido con dos bicigrinos que también echan pestes del día por el viento de cara, además de que los que van a pié que yo pensaba que no les afectaba tanto el viento dicen lo mismo que nosotros que casi prefieren el agua que el viento, todos estamos muy cansados. Sobre las 20,30 horas estoy metido en el saco, hay luz solar de sobra todavía pero la paliza que me ha infringido el viento me ha roto completamente, me pongo mis tapones y al sobre.


Día 8. Sábado 1 de Mayo de 2004 Villadangos del Páramo - Rabanal del Camino 50 kms.


He dormido de maravilla, no me he enterado absolutamente de nada, no hay nada como estar cansado y no tener roncadores cerca para descansar bien, nada más despertarme y mirar por los grandes ventanales que tiene el albergue mis sospechas se confirman, para ser las 7 de la mañana está bastante oscuro ¿estará lloviendo?, pues sí, efectivamente está lloviendo como si no lo hubiera hecho en la vida, con esta perspectiva salir del saco de dormir cuesta bastante, apetece bastante más darse la vuelta y continuar calentito dentro del mismo, pero Santiago nos espera y no le apetece esperar mas, así que haciendo un gran esfuerzo como imaginarás, salgo del saco, me aseo y recojo mis cosas, Venan y Sonia hacen lo mismo, sacamos todo tipo de protecciones contra la lluvia y después de desayunar el sempiterno cutrechocolate y cargar la bici nos ponemos en marcha. Como es de imaginar vamos por la carretera, el andadero que hace las veces de camino y que va paralelo a la carretera a pesar de ser excelente en esta parte, hoy no está para ir por él, lo peor de todo no es tener que pedalear bajo la lluvia, lo peor es cuando te adelanta algún camión, en ese momento la lluvia pasa a convertirse en horizontal en vez de vertical como hasta momentos antes, un curioso fenómeno a estudiar. Poco a poco voy notando como mis pies van tomando un grado de humedad cada vez mayor, un gran fallo por mi parte no ponerme bolsas de plástico entre las zapatillas y los calcetines, después de pasar Hospital de Órbigo me meto en una gasolinera para intentar secarme los pies ya que tengo un frío grandísimo, le pido al gasolinero un par de bolsas de plástico, las cuales me da amablemente, al quitarme las zapatillas el agua sale de las mismas a chorro (literal), me seco como puedo los pies con papel de la gasolinera, me pongo calcetines secos, las bolsas y las zapatillas, esto es otra cosa, menudo cambio, todo esto haciendolo sentado en el suelo entre dos surtidores de gasolina por un momento me siento como un homeless y la verdad que es una sensación que no me agrada en absoluto.

Mientras voy pedaleando bajo la lluvia tengo una duda constante que se me viene a la cabeza, ¿qué joroba mas, pedalear bajo el agua o contra el viento?, la verdad es que no es fácil de responder esta pregunta, personalmente pienso que si vas bien equipado es mejor ir bajo la lluvia, ya que de esta te puedes proteger cosa que del viento es imposible, pero claro cuando llegas a tu destino todo está mojado y hay que secarlo y secarte tú, lo que complica la intendencia bastante. En estos y otros pensamientos me ando como por ejemplo en que leches hago yo aquí el día del trabajo que se supone que es para descansar dando pedales bajo la lluvia antes de llegar a Astorga, cuando me empieza a dar la impresión que el agua cae muy despacio como si pesara menos que hace un rato, y fíjate tú que encima parece de color blanco y no trasparente como hace un rato, y también hace más frío que hace un rato, pero ¡¡¡ leches si es que está nevando !!! una sensación rara y nueva para mí esa de dar pedales bajo un nevada, no es que fuera muy intensa pero si lo suficiente para comenzar a pintar de blanco ligero las cunetas de la carretera. En poco tiempo me planto en Astorga, subo a la parte antigua de la ciudad, no sin antes superar una buena rampa y espero la llamada de Venan y Sonia, yo no tengo su teléfono, como no me llaman, estoy mojado y tengo frío decido tirar dirección Rabanal ya que ellos van a tener que pasar por allí, cuando voy saliendo de Astorga los veo, decidimos parar a tomar algo calentito y de paso cambiarnos y secarnos un poco, nos metemos en una cafetería y los que allí están cuando nos ven no pueden evitar poner una cara de estar pensando, pero donde irán estos tíos con el día que hace, montados en la bici y con esa pinta que llevan.
Nos tomamos un café caliente con unos buenos pasteles de Astorga, y le pedimos al de la cafetería si nos puede dejar alguna bolsa, el hombre amablemente se apiada de nosotros y nos da unas bolsas grandes que nos llegan hasta la rodilla, además de dejarnos un rollo de cinta de embalar para que así nos peguemos bien las bolsas y no nos entre agua, muchas gracias desde aquí. Salimos de Astorga hacia Rabanal, a partir de ahora es todo cuesta arriba, unas veces más fuerte y otras más suaves, pero siempre hacia arriba, según vamos subiendo cada vez se ve más oscura la subida al monte Irago o a la Cruz de Ferro como queramos llamarla, el sol intenta asomarse de vez en cuando entre las nubes pero estas son numerosas e intensas y se lo impiden.
Antes de llegar a Rabanal en las primeras rampas fuertes me he parado para hacer unas fotos y esperar a Venan y Sonia, les propongo que viendo como va a estar la subida porque no nos quedamos en Rabanal del Camino, nos alojamos en el hostal El Refugio que ya lo conozco del año pasado y así podemos secar las ropas bien, Venan me dice que su hermana va haciendo el camino a pie y esta un poco más adelante, hoy llegará a Ponferrada, han hablado con ella y les espera allí, ellos prefieren continuar, les aviso de que si aquí hace mal tiempo cuanto mas arriba peor pero ellos han decidido continuar, yo por el contrario me quedo en Rabanal, me gusta este pueblo tengo buenos recuerdos del año pasado, así que les digo que ya mañana si puedo intentaré contactar con ellos. Al ir llegando a Rabanal comienza a caer una granizada importante, me meto en el albergue El Pilar y no paro de acordarme de estos chicos (al otro día me contarían que les granizó, les nevó, como iba a pasar la vuelta les paró la Guardia Civil y no les dejaba continuar, sin sitio donde resguardarse y encima en la bajada con todo empapado lo pasaron fatal, sin sentir las manos, en fin, un caso) por lo mal que lo van a pasar por haber quedado con su hermana yo como desde un principio me planteé el camino como un recorrido en bici no como una contrareloj respeto mucho su decisión pero creo que no es la mejor forma.

Al entrar en el albergue, me meto como puedo bajo un techo que el verano pasado nos servía de alivio para soportar el calor que hacia en estas latitudes (32º en septiembre, en la provincia de León y casi a finales de septiembre no son nada normales) y hoy me sirve para quitarme el granizo, cuando ha parado un poco salgo y voy a preguntar a los hospitaleros si hay sitio donde alojarse, y la hospitalera al verme lo primero que me dice es -" tu has estado anteriormente aquí ¿verdad?", a lo que contesto afirmativamente un poco sorprendido, y le digo -"que buena fisonomista eres", se ríe y me dice que no hay problema, todavía es pronto y hay sitio de sobra, cojo mis cosas, guardo y ato mi bici y me alojo, como hay poca gente y por allí hay una estufa de gas completamente olvidada, monto un tenderete con bordones que encuentro por allí mas perchas mas unos imperdibles para poder secar la ropa empapada que traigo en las alforjas, menos mal que se me ocurrió antes de venir meter todo en bolsas con cierre hermético, ya que aunque las alforjas laterales no han calado absolutamente nada, en la superior a través de las cremalleras si ha entrado algo de agua, pero como todo iba en bolsas no se ha mojado nada.

Después de asearme cambiarme y recoger mis cosas es hora de irme a comer, cuando salgo del albergue veo que esta la Guardia Civil cortando el tráfico para que pase la vuelta, me espero para ver a los ciclistas (ya somos casi conocidos) que con el día que hace me dan una pena añadida, y decido que hoy me voy a dar un homenaje comiendo, se que en un restaurante llamado La Posada de Gaspar se come estupendamente, así que decido ir para allá y comer como un señor, al entrar me encuentro a los bicigrinos que vi el día anterior en Villadangos del Páramo, opinamos lo mismo con el día que hace no merece la pena subir a la Cruz de Ferro, así que ellos también han decidido alojarse aquí en la Posada de Gaspar ya que uno de ellos tiene algo de fiebre debido al chaparrón de esta mañana, se están tomando un estupendo cocido maragato, yo como homenaje me tomo de primero una señora ensalada con tomates de los de verdad, de los que saben a tomate, y de segundo un entrecot de buey rico rico, todo ello regado con un excelente Rioja de la casa de la cual doy cuenta en 3/4 partes de su contenido, de postre me tomo una cuajada con miel de esa que parece que estas tomando tierra, osea miel de verdad, para rematar la faena un café y un chupito de orujo me mandan directamente al albergue a echarme una siesta de pijama, orinal y padre nuestro.
Al despertarme de mi letargo vespertino entablo conversación con dos peregrinas Mª Jesús y Ana, son de Valladolid y Granada respectivamente, Mª Jesús es más seria pero Ana está todo el rato riéndose y contando anécdotas suyas o de su tierra, además no para de hablar en ningún momento, luego se nos une Joaquín un pacense jubilado que tiene un sentido del humor muy fino, decidimos darnos una vuelta por Rabanal ya que hace una tarde no muy mala, después de ver una iglesia que han abierto para enseñársela a un grupo de peregrinos de esos que yo llamo "de bote" (tienen el coche aparcado en la entrada de Rabanal, pero eso sí llevan lo ultimo de lo ultimo de Coronel Tapioca) esta recién restaurada y aunque es pequeña es muy bonita y acogedora. Luego nos vamos a tomar un café a un bar cercano tiene una musiquilla muy agradable y entre los cuatro tenemos una tertulia de lo mas animada. Posteriormente nos volvemos al albergue y al llegar veo a un chico que casi no puede andar tiene una tendiditis de caballo en el pie, cuando le pregunto que le pasa me lo cuenta y yo listo de mí le digo que eso solo se cura con antinflamatorios y reposo, a lo que el con una pequeña sonrisa me contesta que ya lo sabe puesto que es traumatólogo, nos reímos a la par. Como comienza a hacer bastante frío en la calle ya que el sol está comenzando a ocultarse me voy un rato a una especie de sala de estar con chimenea donde he dejado también unas cuantas cosas secándose y de paso aprovechar para escribir algunas notas que luego me ayudaran a redactar este diario que estoy escribiendo, escribo un rato pero decido que como mañana quiero madrugar y debo estar descansado lo mejor que puedo hacer es irme pronto a la cama, cosa que hago, recojo mi tenderete para secar las cosas, organizo mi equipaje para no perder tiempo por la mañana, me despido de l@s peregrin@s que he conocido en el día de hoy y a las 21,30 estoy metido en el sobre.


Día 9 Domingo 2 de Mayo de 2004 Rabanal del Camino - Triacastela 112 kms.


Los ronquidos de uno de mis vecinos de cama han sido de los que casi hacían moverse las paredes, no me extraña que como el mismo reconoce su mujer se alegra cuando le dice que se va a hacer el camino de Santiago (es la 3ª o 4ª vez que lo hace según me contó ayer) ya que de esta manera sabe que duerme plácidamente durante un mes, la compadezco. Como quiero alcanzar a los Vitorianos decido levantarme pronto a pesar que ayer me dijeron que no tuviera prisa ya que iba a hacer bastante frío, recojo todo, cargo la bici y me voy a desayunar a la sala de reuniones del albergue, soy el segundo en llegar Mª Jesús ya se encuentra allí desayunando, pido el desayuno y me traen una bañera de café con leche y una tostada king-size que levantan el espíritu a cualquiera, desayuno rápidamente y con un poco de pena me despido de Mª Jesús, Ana y Joaquín son gente entrañable deseándoles que lleguen pronto a Santiago. No me abrigo mucho porque como conozco el recorrido sé que pronto comenzaré a sudar aunque haga frío y así me ocurre, subo tranquilamente para calentar bien sin forzar en absoluto y en poco tiempo a pesar del frío reinante me empieza a sobrar ropa, la subida se me hace cómoda e incluso diría que hasta corta, al llegar a Foncebadón me hago un par de fotos y me acuerdo de las del año pasado con un sol radiante, mientras que hoy hay un cielo de un color gris plomizo que asusta, después de subir la última y más dura rampa llego a la Cruz de Ferro, son las 8,15 de la mañana y ya hay peregrinos de a pie ¿a que hora han salido? me fotografío en la base de la cruz y le pido a un peregrino ingles que me haga una foto, no tiro piedra porque esta vez he de confesarlo se me olvidó traer piedra desde mi lugar de partida y me parecía hipócrita echar una de por allí, así que ya tengo excusa para volver en otra ocasión.

Después de abrigarme bien, pues quitando un pequeño repecho ya es casi todo bajada, continuo dirección Manjarín con intención de sellar en el albergue de Tomás, así lo hago paro en el albergue hago un par de fotos y entro a sellar la credencial, Tomás tiene como siempre en la entrada un gran termo de café y una cesta llena de galletas para quien quiera tomar algo caliente a cambio de la voluntad, esto no lo he visto en ningún otro albergue, entro dentro y me sella, parece que no tiene muchas ganas de hablar es como si estuviera enfadado por algo, como no tengo muchas o ninguna ganas de incordiarle decido continuar mi camino a todos nos pasa que no siempre tenemos un día afortunado y Tomás no va a ser menos. Según voy por la carretera me voy dando cuenta que en las cunetas de la carretera hay hielo, comienzo a tomar precauciones ya que a partir de ahora hay una fuerte bajada y no quiero ningún riesgo, efectivamente según avanzo veo que el hielo se hace cada vez más presente ahora incluso en el propio asfalto, hago alguna foto para atestiguarlo y además hago alguna foto del monte Teleno que con la nieve que tiene en sus parte alta esta muy bonito. Con bastante cuidado e intentando que la bici no coja excesiva velocidad en la bajada llego a El Acebo pueblo representativo de la maragateria, continuo hacia Molinaseca con bastante cuidado ya que aunque esto ya está mas bajo no conviene bajar la guardia, el descenso es rápido y en poco tiempo estoy fotografiando su famoso puente, de ahí a Ponferrada es un pequeño paseo en el cual ya hay que dar pedales de vez en cuando.

Al llegar a Ponferrada sigo el trazado original del camino y desemboco en el castillo de los Templarios, bonito monumento, hago las fotos de rigor y llamo a los chicos de Vitoria, me dicen que ya están en Villafranca del Bierzo, que van a desayunar, les digo que desayunen tranquilamente que en poco tiempo estoy allí, me meto por la antigua N-VI, aprieto los dientes y con un ritmo de 30-35 kms./h llego en poco tiempo a Villafranca, estos se han marchado pero espero alcanzarlos en poco tiempo, continuo por la antigua N-VI paso el túnel que en otro tiempo era el paso de todo el tráfico entre Castilla y Galicia, no me imagino lo que debería ser circular por este sitio con tanto tráfico y encima muchos camiones además del peligro que esto supone. Se nota que esto es un falso llano ya que aunque doy pedales con ganas no se avanza como antes de Villafranca del Bierzo, el camino ahora discurre por la misma N-VI paralelo al río Valcarce, voy notando que me faltan fuerzas ya que no he comido nada desde mi desayuno de esta mañana en Rabanal, cuando al llegar a Las Herrerías por fin consigo contactar con los Vitorianos les digo que tengo que comer algo antes de enfrentarme al Cebreiro, tomo frutos secos, un bollo que me da Sonia y algo de fruta porque tengo encima una pájara inminente, gracias a esto creo que conseguí llegar arriba del todo no sin antes sufrir lo mío en esta subida. El año anterior la hice toda en bici no tuve necesidad de bajarme pero intuía que en esta ocasión no iba a ser así, los 15 kilos adicionales de las alforjas se notan lo suyo y más en las subidas, así que la parte mas dura del puerto tengo que hacerla andando ni con todo el desarrollo se puede (ojo aquí tengo que hacer una aclaración, la subida a O'Cebreiro se debe de hacer por Las Herrerías, es la parte más corta, hay gente que lo que hace es continuar por la antigua N-VI e ir por Piedrafita de O'Cebreiro, por ahí las rampas son más suaves pero a cambio sé hacen 6 o 7 kms. de más mientras que por Las Herrerías es mas corto pero las rampas llegan incluso al 12 o 13% en algunos momentos) el hecho de bajarme de la bici hace que me duelan los riñones un montón ya que empujando la bici con el peso añadido de las alforjas y la fuerte pendiente a mí personalmente me destrozan.




Con mucho esfuerzo y sudor alcanzamos La Laguna de Castilla aquí paramos a tomar algo en una máquina de refrescos que yo creo que debe de ser la máquina que más dinero facture de este país, después de la sudada de la subida lo que más te apetece es una bebida fresquita, sin tiempo para no enfriarnos continuamos la subida hasta alcanzar O'Cebreiro, que satisfacción, rápidamente me cambio de ropa para no quedarme helado porque como ya me pasó la vez anterior justo al llegar arriba se levantó un fuerte viento helado que unido al sudor del cuerpo te pueden hacer coger una pulmonía en cuestión de minutos. Nos hacemos las fotos de rigor en el cruceiro y en la iglesia de Sta. María de O'Cebreiro con sello en la credencial incluido y aunque es un poco tarde decidimos que allí no comemos es domingo y está lleno de peregrinos en BMW y Mercedes. Les advierto a mis compañeros de viaje que aunque estamos arriba todavía nos queda subir el alto de San Roque y el alto del Poio, partimos rápidamente para así poder encontrar un sitio donde comer, en el alto de San Roque paro a hacerme una foto debajo del peregrino que representa
magníficamente el clima de este lugar viento y frío, continuo y después de un corto pero duro repecho llego al alto del Poio, me dirijo al bar donde paramos el año pasado y les pregunto si nos pueden dar de comer (son ya las cuatro de la tarde) y nos dicen que sí, cuando llegan los Vitorianos se llevan una alegría al tener la mesa prácticamente puesta, nos ponen un caldo gallego muy caliente del cual me tomo 2 platos que sabe a gloria bendita y de segundo una ternera guisada con patatas de la que damos cuenta como auténticos muertos de hambre, que comida mas reparadora, además como fuera hace frío, está encendida la chimenea lo cual hace más acogedor este sitio si cabe.

Después del ratito de reposo tomando un café continuamos hacia Triacastela, ya nos indican en el bar que es todo bajada lo cual anima bastante, y efectivamente es bajada y ¡¡ que bajada !! yo la había hecho por el camino que es preciosa, pero con el día que hace hoy aunque me meto un trozo para ver en qué estado se encuentra, me doy cuenta rápidamente que lo mejor que puedo hacer es seguir los pasos de Venan y Sonia ya que hay mucho barro y el año pasado me pareció peligrosa sin alforjas y con el terreno seco este año mejor ni pensarlo, la bajada a Triacastela es de esas que no te enteras, solo un dato: cuando llegué al final de la bajada miré que máxima me marcaba el cuentakilómetros e indicaba 82 kms./h no diré mas al respecto. En la entrada de Triacastela está el albergue de la Xunta, vamos a preguntar si hay sitio y nos dicen que está lleno pero que a la salida del pueblo hay un albergue particular, hacia allí nos encaminamos y en el albergue Aitzenea nos dicen que si hay sitio, guardamos las bicis en un garaje anexo y subimos a instalarnos. El albergue no es ninguna maravilla pero el hospitalero voluntario que no habla ni una palabra de español me indica que me lava y me seca la ropa por un módico precio, sin
dudarlo un momento se lo digo a Venan y Sonia para que me den su ropa sucia también, la cual entregamos a este hombre, da gusto. Como hace una buena tarde después de organizar todo nos vamos a dar una vuelta por Triacastela para buscar un sitio donde comprar algo para cenar, ya que hemos comido tarde y no apetece mucho cenar fuerte, como es domingo por la tarde no hay nada abierto y como no hace mal tiempo nos sentamos en un pequeño parque que hay a la salida del pueblo y nos tomamos una cocacola para relajarnos después de una etapa tan dura, yo me he hecho hoy 112 kms. lo cual a veces me parece casi imposible, al final nos venden una barra de pan en un bar y cenamos pan y queso de O'Cebreiro que compró Sonia cuando paramos allí. De vuelta al albergue y tras la pequeña cena una vez dentro del saco se produce una escena curiosa en el albergue, un alemán quiere dormir con la ventana abierta y la propietaria del albergue le dice que tiene que cerrarla, el alemán se hace el loco ya que no quiere cerrarla y la señora venga a insistirle, al final después de una pequeña casi pelea otro peregrino alemán media en la discusión y consigue que el otro cierre la ventana, debe de ser normal entre los alemanes eso de dormir con la ventana abierta porque no es el primer caso que me cuentan al respecto. Con mucho cansancio en el cuerpo y como dice el refrán a las diez en la cama estés, y así lo hago no sin antes prepararme mis tapones ya que la noche rodeado de peregrinos alemanes mayores y barrigones promete.





No hay comentarios: